“La alimentación y la vivienda digna; que todos tengamos las mismas posibilidades de tener un techo, una cama cómoda”, responde Pilar Sichi, estudiante de Biología, cuando se le consulta qué temas debería priorizar la política para mejorar la calidad de vida de las personas. La velocidad de su respuesta sirve como evidencia de lo urgente que considera que se deban atender estos puntos, aunque no se queda sólo con eso y agrega que también hay que trabajar en la educación.
“Tal vez diciendo vivienda y comida parece que la educación queda en un segundo plano, pero también es muy importante porque eso va a formar mañana a la sociedad para que la gente se involucre, hable y pueda dar su propia opinión”, sostiene la joven de 25 años. En el mismo sentido opina Alina Gramajo, estudiante de historia, sentada casi en frente de Pilar. “Una desde el privilegio puede pensar en muchas cosas, pero después de todo no se puede llegar a nada sin un plato de comida en la mesa”, dice.
La misma pregunta se repitió en los cuatro grupos de jóvenes que participaron del ciclo de charlas con LA GACETA (puede verse el programa completo a través de Youtube), y muchas respuestas apuntaban a una idea general como base para pensar en la solución de los demás problemas: la economía. Y fueron Pilar y Alina quienes encontraron rápidamente cómo expresar esa idea tan abarcativa en dos temas puntuales, en los que insistieron como las mayores urgencias a resolver: casa y comida.
En este contexto Alina primero reflexiona y después extiende su respuesta con el objetivo de desarrollar cómo se pueden alcanzar estos objetivos. “En mi militancia personal, que me reconozco como una mujer privilegiada, sí podría decir la educación, la ley de ESI, pero principalmente es la alimentación y la vivienda. Y eso se mejora con más políticas públicas orientadas a terminar con esta interseccionalidad que estamos viviendo. Veo que están abocados los sectores privilegiados a enriquecer todavía más a los sectores que ya son ricos, entonces capaz que hay que buscar soluciones que sean para la clase trabajadora, la clase baja, que son los que más sufren”, concluye.